sábado, 1 de agosto de 2009

ISTMUS

250 millones de años atrás...

La madre Gaia, estaba preñada. Tú estabas en gestación.

Pero desde entonces, la vida asoma y atisba…

225 millones…

Pangea, embrión único y gigantesco… un súper continente y un solo manto oceánico… Flora y fauna anuncian que la Tierra está viva…

200 millones…

Entre movimientos del Triásico, Pangea hace mitosis, y nacen Laurasia y Gondwana… Toman forma Norte y Sur de un futuro continente…

135 millones…

Reinan los dinosaurios, y en la era Jurásica, tú no naces todavía… El Norte abandona Laurasia y se dispone a cruzar los mares…

Entretanto, el Sur, abandona Gondwana… Norte y Sur separados, viajan al occidente…


65 millones…

La gestación sigue su curso, pero tú, aún no has nacido… Norte y Sur se acercan, pero tu ausencia impide, que del norte al sur, llegaran triceratops y sanguinarios tiranosaurios

Y que del norte, al sur no pasaran anctarctosaurios o los voraces carnosaurios…

Y entonces, de repente, un dia…

la muerte llegó desde el espacio, impactando hecho asteroide, al norte de tu inacabada geografía,

con terrible poder desmedido y efecto de cataclismo…

y envolvió a la madre Tierra con un siniestro manto de tinieblas… y de muerte…

Y así acabó el reinado de lo enormes saurios… Casi colapsa la vida entera en un terrible destino…

Pero la madre Gaia sigue su curso de frente,

conoce de los riesgos y sabe curar sus heridas…


25 millones…

Y del fondo marino fuiste aflorando poco a poco… abriéndote paso hacia el azul de cielo, el oxígeno, la brillante luz del sol y la vida

Un islote y otro, y después otro más… y hace apenas tres millones de años, tu larga gestación concluía…

Viniste Istmus, al mundo, para unir el Norte y el Sur… Y en un abrazo eterno, un continente nacía… uno de los cinco hijos de Pangea, hija de la ancestral madre Tierra…

Y entonces, desde el fondo de tus entrañas, se formaron las montañas y volcanes, los valles y los ríos serpenteantes, los hermosos lagos y lagunas cristalinas…

La flora y la fauna encontraron en tu tierra sagrada su hogar… la ceiba y el guanacaste, el chilamate, el pochote y el guayacán

Y no viste los dinosaurios, pero conociste a los mastodontes y megaterios … Y viste también como estos mamíferos gigantes sucumbieron…

Y supiste de evolución y de grandes conmociones, como se dibujó tu relieve con las fuerzas del agua y del fuego… Como la madre Natura, con sus propios movimientos, fue cincelado tu faz que hoy día conocemos…

Y entonces encontraron su hogar el jaguar, el venado, el coatí, el quetzal, la arpía y el tapir… y miles de especies animales, de las más diversas familias, variedades y especies… Y todo era perfecto, todo estaba bien… Hasta que un día…

La especie que faltaba… el animal que se diferencia de los otros por su capacidad de pensar, razonar y transformar el mundo…

El homo sapiens…

El homo sapiens había llegado… indios, blancos, mestizos… años, décadas, siglos…Fuiste el puente para unos, que del norte fueron al sur, recorriendo el continente, desde las montañas más altas, hasta los valles más profundos…

Y otros te hicieron su hogar… y entonces, querido istmo, supiste de guerras y conquistas, de construcción y destrucción, de exterminio e injusticias… De civilizaciones, reinos y de provincias, de naciones, de fronteras, de divisiones que jamás imaginaste que existían o que un día conocerías…

Supiste de egoísmos, de ambiciones desmedidas, fue tu único cuerpo mutilado, tu naturaleza pura violada y tu corazón hecho trizas…

Viste en fin, istmo querido, ver tu paraíso perdido, con nuestra llegada a tus entrañas, acabaron tus dulces sueños y comenzaron tus pesadillas…

Istmus…

Ojalá un día, nos redimamos contigo…

de lo contrario, ante un crimen… es inevitable el castigo…

aunque ese castigo sea que te hayamos perdido…

Y quizás en lugares remotos, aún en tiempos del homo sapiens, se cuente una vieja historia:

Y había una vez un continente llamado América, conformado por dos bloques enormes, y el Norte y el Sur, estaban unidos por una estrecha faja de tierra… un hermoso y entonces habitable istmo…

Se trataba de un puente en que sus hijos alzaron pesados muros… que al final lo hicieron ceder, y lo llevaron al abismo…

Pero no seamos fatalistas… en nuestras manos está evitar este destino...

Aún aguarda por nosotros, intocable el camino...


Jorge Gamero Paguaga









1 comentario:

austral dijo...

Entrañable la poesía de tu post. No sé cómo llegué hasta aquí, pero me alegro tanto de haberte descubierto.
Que tu istmo vuelva a ser puente y una nueva Pangea nuestro humano destino.
Saludos desde Argentina. Ana