El 30 de mayo se celebra el día de las madres en Nicaragua, pero este mes está dedicado a ellas en muchos países del mundo, pero sabemos que los 365 días deben ser para nuestras heroicas guerreras (Véase poesía “Guerreras” que escribí y publiqué acá el 24 de mayo). Y a propósito de madres, la madre Naturaleza siempre dejándose sentir. Los cataclismos y desastres estremecen y sacuden al mundo entero, con ciclones, inundaciones, tornados y terremotos. Y nuestra querida Centroamérica, no es la excepción. Como es sabido, el 28 de mayo recién pasado, un sismo de 7.1 en la escala de Richter, sacudió el litoral norte de Honduras, donde hubo 6 muertos y muchos damnificados y algunos daños materiales. El movimiento telúrico también se sintió en Belice, Guatemala y en la península de Yucatán, en México. La sorpresa fue mayúscula, ante este fenómeno en esta región del istmo, pues han sido propios de la región del Pacífico, a causa de estar ubicada en el cordón de fuego, donde históricamente se han registrado sismos de gran magnitud. Basta con recordar los terremotos que en diferentes años, han dañado seriamente capitales como Managua, Guatemala y San Salvador. Pero en realidad, la zona afectada esta vez en Honduras, tiene su explicación en que encuentra en el punto de choque de las placas tectónicas Coco y Caribe. Sin embargo, en medio de todo, debemos dar gracias que los daños no fueron mayores.
Ha iniciado la semana del medio ambiente, cuyo día internacional se celebra el 5 de junio. Los desastres naturales de siempre, no los podemos evitar, pero sí podemos prevenir que sus efectos sean devastadores, tomando las medidas pertinentes, a través de la organización de la defensa civil, así como promover el respeto a la naturaleza en todas sus formas. La biodiversidad corre peligro y nosotros también, y es claro que hay que protegerla. En esto deben involucrarse los gobiernos, las instituciones y organismos no gubernamentales y todos los sectores de la sociedad civil, pues a todos nos atañe. De hecho, en estos tiempos hay mayor conciencia sobre este tema, y ya se han estado tomando acciones al respecto. Pero no hay que bajar la guardia, y más bien redoblar los esfuerzos. Hay muchas especies de flora y fauna que salvar de la extinción, reservas biológicas que preservar y un equilibrio ecológico que guardar. Hay que seguir entonces en esta desafiante, pero gratificante labor.
Son muchos los movimientos de la Tierra y la natura, nunca cesan, y con ellos nos indican que sigue viva, pero que en cualquier momento y en cualquier parte nos puede sorprender. Pero lo que naturaleza haga, no lo podemos evitar, sin embargo, nuestros movimientos negativos, las consecuencias de lo que los seres humanos hagamos, sí lo podemos prevenir, siempre y cuando pongamos la cabeza fría y depongamos el egoísmo y la intolerancia. Me refiero a las guerras y todos los males sociales que eternamente nos aquejan, como la pobreza, el desempleo, la falta de democracia y libertad de expresión y movilización, la violación de los derechos humanos, etc.
Sabemos que estos problemas son históricos en el mundo, en América Latina y en el caso de mi país, Nicaragua, se abordan hasta la saciedad, aunque nunca se pueda encontrar el camino para llegar a la solución. Pero esta vez, me quiero referir a un caso específico, que podría pasarse por alto, pero me ha llamado mucho la atención. Se trata de un atentado contra la cultura nicaragüense, no puedo calificarlo de otra manera al hecho que estudiantes universitarios pro gobierno, organizados en la Unión Nacional de Estudiantes de Nicaragua (UNEN), hayan impedido que el connotado y reconocido escritor nacional, Sergio Ramírez Mercado, presentara su última obra literaria “El cielo llora por mí” en la Universidad nacional Autónoma de Nicaragua, de la ciudad de Léon, el alma mater más antigua y emblemática del país, desde la época colonial. Lo hicieron sin miramiento alguno, por la simple y sencilla razón que el intelectual es opositor al gobierno actual. Estamos mal, lo sabemos, pero con actitudes como estas, donde se mezclan las cosas, estaremos peor. Es una pena que los jóvenes sean manipulados para llevar a cabo estas deplorables tareas. Cuando la juventud debe ser la abanderada de la justicia y la cultura. Hay que luchar contra las injusticias y la irracionalidad, pero venga de donde venga, así la fuente se haga llamar derecha, izquierda, centro y hasta democracia, cuando realmente no es así. Qué lástima, se ha perdido la perspectiva, y en esos casos, cuesta ser optimistas. Pero a pesar de todo, vuelvo a lo mismo, que aunque haya mentalidades y actitudes de personas que lleven a movimientos errados, siempre habrá otras que serán positivas, y eso, como siempre, hará la diferencia.
Jorge Gamero Paguaga
31 de mayo de 2009
Lea el artículo del siguiente link y coincidirá conmigo en que esto es algo tan lamentable, que no puede pasar desapercibido:
“Es que somos cavernarios nacionalistas” - ElNuevoDiario.com.ni
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