El mundo hoy
Estamos viviendo tiempos aciagos.
Ciertamente, desde que “el mundo es mundo” los problemas no han faltado para la
humanidad, provocados por su propia naturaleza contradictoria. Los conflictos
han estado presentes a través de todas las épocas, desde la edad antigua hasta
la contemporánea, pasando por el oscurantismo medieval y el iluminado
modernismo. Y aunque hemos avanzado de manera sustancial en materia de
desarrollo científico y tecnológico, nuestra naturaleza salvaje siempre ha
prevalecido, y si no, veamos las dos guerras mundiales en pleno siglo XX. Es el
ego en plena acción.
Y el siglo XXI no es la excepción.
En la actualidad, que es la era de la globalización y la información, donde el
planeta se tornó en una auténtica aldea global, las crisis persisten. Sólo ha cambiado la correlación de fuerzas. Ya es historia el “Capitalismo versus
Comunismo” y la Guerra Fría. Como sabemos, ahora el flagelo y enemigo número
uno de la humanidad en general, es el terrorismo. Basta con mencionar el parte
aguas que fue el episodio de las torres gemelas de Nueva York, Al Qaeda y hoy
el famoso Estado Islámico o ISIS y sus protagonistas yihadistas. Es el terror
en su máxima expresión y descaro visceral. Ya todos sabemos en detalle lo
ocurrido el 13 de noviembre recién pasado en París, el corazón no solo
de Francia, sino de la vieja Europa. Y más reciente, los atentados de Malí,
África, el 21 de noviembre y otro este 28, de los que no se ha hecho mucho eco mediático
por cierto.
Territorios tomados por el Estado Islámico (ISIS)- Fuente: www.notas.org.ar
Ciertamente, siempre hemos estado
“al filo de la navaja”. Hay guerras y rumores de nuevas guerras y hasta de un
inminente tercer conflicto mundial. Como en un juego de ajedrez, las piezas se
mueven en el escenario global, defendiendo sus propios intereses geopolíticos y
económico-comerciales. Aunque el foco de los conflictos son el Medio Oriente,
como siempre, extendido ahora a Europa. En este lado del mundo, aparentemente
todo está en calma, al menos en materia bélica todo está tranquilo. Aunque bien
sabemos que lo que ocurra por allá nos impactará acá. Y es que la Tierra es un
planeta chico y vulnerable, aunque siempre lo hemos visto enorme y poderoso. Y
para colmo, ha venido a sumarse otra realidad insoslayable: la tragedia del
cambio climático, creando un panorama en su conjunto casi apocalíptico. No obstante,
y con todo esto, no debemos ni podemos pretender que el mundo se acaba mañana.
Lo cierto también es que la vida continúa. Por ello es necesario seguir en nuestro
hemisferio, en nuestra América Latina y Centroamérica procurando un mejor
destino y protagonismo en el mundo de hoy en pro de la paz mundial.
El desafío de la Integración Regional
Como ya mencioné, la Guerra Fría,
es historia. Sin embargo algunos fantasmas han seguido flotando por allí,
negándose a morir. Me refiero al tema de las “izquierdas y derechas”. En lo particular,
yo no creo que tal dicotomía exista ahora mismo. Se habla en términos “ideológicos”
más como una cuestión de semántica que de otra cosa. Pero lamentablemente, este
asunto ha venido a minar algo que debería ser de crucial importancia y
prioridad número uno para los latinoamericanos: la Integración Regional. Como
bien sabemos, lograr esta meta, nos posicionaría como un fuerte actor a nivel
global en todos los aspectos. Pero los fuertes vientos han remecido este viejo
sueño como han querido, y se va quedando allí, rezagado, contenido por las
fuerzas mayúsculas del ego y los intereses particulares. Es una verdadera
lástima.
Reunión Mercossur - Fuente: www.generaccion.com
Lo vemos todo el tiempo. En
Sudamérica se ha experimentado toda suerte de intentos: la Comunidad Andina, el
Mercosur y la UNASUR. Pero lamentablemente, a causa de las coyunturas y las
posiciones ideológicas de los gobiernos de turno, suele echarse todo por la
borda. Y así continuamos. En Centroamérica pasa exactamente lo mismo. Y es a
nuestra región a la que me referiré con más detalle. En junio de 2004, escribí
un artículo que titulé: ¿La integración centroamericana está en
reversa?, mismo que fue publicado en el diario La Prensa, de Managua. Es
verdad que cada uno de los países miembros del SICA, ha mejorado mucho en
materia macroeconómica, incluyendo a Nicaragua. Pero me ha causado mucha
inquietud que once años después, el escenario en materia de integración
regional es casi el mismo, donde pareciera que la violencia, el crimen y otros males sociales son más bien los que han encontrado tierra
fértil, traspasando las fronteras.
http://www.laprensa.com.ni/2004/06/16/economia/945130-la-integracin-regional-est-en-reversa
http://www.laprensa.com.ni/2004/06/16/economia/945130-la-integracin-regional-est-en-reversa
¿A qué me refiero con qué el
panorama no ha cambiado mucho en el marco del Sistema de Integración
Centroamericana (SICA)? Bien, es justo reconocer que en materia económica y
comercial se han hecho importantes avances, tal es el caso del creciente
mercado intrarregional. Pero con todo y esto, aún no se logrado concretar la
unión aduanera. ¡Esto es increíble! En 2004 ya se venía trabajando en ese
asunto. Se sigue haciendo, hay ejemplos más claros, como es el caso
de Guatemala y Honduras, proyecto en ciernes y a corto plazo. Pero se supone que
una década es más que suficiente para conquistar algunas metas propuestas, más para una
región tan pequeña y homogénea, como lo es Centroamérica. Y si en ese asunto no
hemos logrado la meta, ¿Qué se puede esperar en los demás ámbitos? ¿Dónde queda
entonces la integración social y política de la región…? Si el ánimo de ser pesimista, ¡a miles de años
luz de nosotros!
Resulta que el Parlacen, cuya
sede está en Guatemala, sigue siendo un
órgano consultivo y de recomendaciones. Aún no se divisa en el horizonte, la
posibilidad de que un día sea un órgano realmente vinculante en la región. ¿A
qué se está esperando? ¿Y la CCJ (Corte Centroamericana de Justicia?) Bueno,
creo que ni en Managua, sus habitantes están enterados que en esta ciudad está
la sede de este órgano del SICA. Y a juzgar por los hechos, no se ve que los
países miembros se la tomen tan en serio. Si no, no se tendría que recurrir a
la CIJ (Corte Internacional de Justicia de La Haya) para dirimir litigios y
pleitos eternos, como es el caso de Nicaragua y Costa Rica por el Río San Juan
y ahora por el famoso Harbour Head o Isla Calero, como le llaman nicas y ticos
respectivamente.
El caso de los migrantes cubanos
varados en Costa Rica ahora mismo, ha venido a poner en evidencia la
volatilidad de nuestro proceso de integración. Hubo una reunión urgente del
SICA en El Salvador para resolver este conflicto, pero no se llegó a un
consenso para solucionar el problema. Pero la culpa no es del SICA en sí,
obviamente. Se trata de nosotros, los centroamericanos, de nuestros líderes,
que no se proponen ver más allá de las narices y echar mano de un marco
jurídico supranacional, respaldado por la historia y cientos de esfuerzos
previos. Siguen primando los “nacionalismos” en detrimento de la “Patria Grande”,
haciendo ver ésta como un sueño cada vez más lejano y absurdo, como una
auténtica utopía, propia más bien de filósofos platónicos que de ciudadanos con
metas realistas y necesarias en el mundo de hoy.
Reunión de Cancilleres del SICA, San Salvador, 24 de noviembre de 2015
Fuente: wwww.martinoticias.com
Por culpa de esos mal llamados “patriotismos”,
hemos estado estancados siempre. Los conflictos o litigios por un pedazo de
tierra, como ha sido, por ejemplo, el caso de El Salvador y Honduras, por la
Isla Conejo, en el Golfo de Fonseca. O por un río, como ha sucedido con el Río
San Juan, entre Nicaragua y Costa Rica, como ya mencioné antes. Siempre nos
estamos fijando en las diferencias y no en las semejanzas. Dejamos que prevalezca
el odio enconado en lugar de la tolerancia y la fraternidad esperada. ¿Acaso no
somos hermanos de nacimiento? ¿Acaso no hemos venido bregando juntos, a pesar
de las fronteras? ¿Es tan difícil echar
mano de la voluntad política y deponer nuestros absurdos localismos? ¿Por qué no
logramos entender que sólo juntos, todos los centroamericanos lograremos ser un actor visible en el concierto de las
naciones? Juntos somos aproximadamente un istmo de medio millón de kilómetros
cuadrados, con unos cuarenta y tantos millones de habitantes, más parecidos que
diferentes. La pregunta entonces es:
¿por qué seguimos divididos?
En cuanto a la integración
social, ciertamente hay más acercamiento entre los centroamericanos, entre los
pueblos, a través del turismo intrarregional, la interacción de las pymes, retroalimentación
en casos de experiencias exitosas. Eso
también, por cierto, promovido desde los
gobiernos, sobre todo en el marco de la seguridad ciudadana, en una región
donde lamentablemente se encuentran algunos de los países más violentos del
mundo, por la situación de las maras, el narco tráfico y el crimen organizado,
como es el caso del Triangulo Norte. Y
es que sólo unidos seremos capaces de combatir con eficacia estos flagelos. Pero
esos acercamientos se suelen ver opacados por tensiones desafortunadas. Lo que “se
hace con las manos, se borra con los pies”. Aún hace falta mucho, de hecho
falta lo más importante, que es una genuina voluntad política por lograr integrarnos
de verdad. Y esto lo podremos lograr sólo deponiendo los egoísmos y siendo
visionarios, trascendiendo los localismos y chauvinismos.
Que quede claro que no se trata
de dejar de ser patriotas, o dejar de amar nuestros terruños natales, eso es
imposible e inapelable. Hay una diferencia abismal entre patriotismo y “patrioterismo”.
Se trata simplemente de trascender ese amor hacia la Patria Grande, ser ciudadanos
de una sola Centroamérica, fuerte, grande, inclusiva y progresista, como
realmente debió haber sido desde el principio. Aunque parezca difícil, y para
los más pesimistas, quizás “imposible”, creamos que es tiempo, no de ser idealistas
o utopistas, sino pragmáticos y sensatos, de acuerdo a la realidad del
convulsionado mundo de hoy. Sí, la integración regional es un desafío en tiempos de terrorismo global, ¿pero acaso el mundo no se forjó de reto en reto? Ya es tiempo de dejarnos de cosas y
tomar al toro por los cuernos. Hagámoslo, antes que la madre Naturaleza nos
integre a fuerza de cataclismo, y sea demasiado tarde para entender.
Huracán Mitch, octubre de 1998 - Fuente: www.noticieroenfoque.com
Documental: "Centroamérica: una historia en común: 60 años de integración" - SICA
Jorge Gamero Paguaga
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