El día lunes, 13 de julio de 2009, la Corte Internacional de Justicia, con sede en La Haya, Holanda, emitió su fallo en cuanto al diferendo limítrofe entre Nicaragua y Costa Rica, relacionado con el río San Juan. Como es sabido, ambas naciones tenían muchas expectativas con este fallo, de hecho ambas estaban muy optimistas en lograr sus propósitos. Pero la CIJ, como suele suceder, emitió un veredicto donde ninguno de las dos partes sale ganando abiertamente, pero tampoco ninguna sale perdiendo. Y por esta razón, a pesar de las diversas reacciones y opiniones al respecto, en ambos países, al final, cada uno consideró para sí, el fallo como favorable y aceptable. Lo que confirma la sabia decisión de la Corte, cuya sentencia es de todas maneras, de ineludible cumplimiento.
En el Tratado Cañas-Jerez, de 1858, se reconoce claramente en su articulo VI, “el dominio y sumo imperio” de Nicaragua sobre el río San Juan. Pero Costa Rica interpuso demanda contra Nicaragua, ante la Corte Internacional, en 2005, argumentando que su vecino le privaba de “los derechos perpetuos de libre navegación… con objetos de comercio” que el mismo tratado mencionado, en el mismo artículo VI, le otorga. El concepto “objetos de comercio” ha sido interpretado por Nicaragua, como mercancías, y por Costa Rica, como propósitos. Y es que en el mismo documento oficial, en su versión en idioma inglés, la palabra en cuestión fue traducida como purposes, es decir, propósitos u objetivos. De esta ambigüedad y confusión se valió Costa Rica, sobre todo que la CIJ manejaba el documento en inglés.
Pero Costa Rica, no sólo reclamaba su derecho a libre navegación sobre el río para fines comerciales y turísticos, sino su derecho de navegar armados, a lo que Nicaragua se oponía de manera rotunda y categórica, al ser una clara violación a la soberanía nacional. Después de cuatro años de un largo proceso en La Haya, donde Nicaragua y Costa Rica hicieron sus mayores esfuerzos, a través de sus equipos de trabajo, finalmente la CIJ, emitió su fallo definitivo y de ineludible cumplimiento, donde reconoce a Nicaragua su “derecho total” sobre el río san Juan, reafirmándose su soberanía sobre el mismo, lo que este país celebra, pero reconoce a Costa Rica el derecho perpetuo de navegación con fines comerciales, lo que incluye el tránsito de turistas, sin necesidad de visa.
Esto significa que Nicaragua puede controlar, reglamentar o inspeccionar, también puede exigir el uso de la bandera nicaragüense, aunque no podrá imponer tasas impositivas a la navegación comercial de Costa Rica. Por estas razones, este último país, considera una victoria y considera el fallo, favorable. No obstante, fueron frustradas sus pretensiones de lograr la navegación de grupos armados, como la policía y barcos oficiales.
No cabe duda que es un fallo un tanto extraño, pues se le reconoce a Nicaragua “el dominio y sumo imperio”, es decir, la soberanía sobre el río San Juan, pero le otorga a Costa Rica el derecho de libre navegación comercial y turística, sin necesidad de visa, si acaso fuera requerido. Podríamos decir que fue una de cal y otra de arena. Pero la verdad de las cosas es que la CIJ se caracteriza por emitir este tipo de veredictos, donde nadie queda con el sabor de una victoria plena, pero tampoco de derrota. Fue una decisión salomónica, donde al final, ambas partes salen reconociendo el fallo como un triunfo y un éxito. Entonces está bien, lo que hay que hacer, en el caso de Nicaragua, es ejercer la soberanía como debe ser, hacer mayor presencia en la zona del río, con programas y proyectos de desarrollo, que tengan un enfoque integral, dirigidos al sector turismo, pero con rostro humano, de cara a las comunidades, al desarrollo humano y sostenible.
Y en cuanto a las relaciones con Costa Rica, pues aunque seamos dos países diferentes, somos parte de una sola región, el pequeño y estrecho istmo centroamericano, la naturaleza puso al río, y es nuestra obligación conservarlo. Para la naturaleza no existen fronteras, nosotros las inventamos, así como también inventamos los conflictos, las reglas y también las soluciones. En este caso ya hay una solución de ineludible cumplimiento. Pues hay que verle el lado positivo y verlo como una oportunidad de integración entre ambos países, que tienen más cosas en común que diferentes. Ojalá llegue el momento en que todos los centroamericanos estemos realmente integrados, y que ese asunto de recurrir a un lugar tan lejano como La Haya, sede la CIJ, sea visto como un asunto obsoleto y totalmente absurdo. Que arreglemos nuestros problemas entre nosotros, en el marco de la Patria Grande que aún reclama su retorno, a pesar de las crisis eternas.
Jorge Gamero Paguaga
Vea descripción y reseña histórica del río San Juan a través de enlace en este mismo blog, en “Lugares de mi tierra”
Y a través del siguiente link, el…
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