jueves, 16 de abril de 2009

La pobreza; una cuestión cultural (Parte II)

Pero dejemos el pasado y veamos el presente, en pleno S. XXI. Contamos con una región privilegiada, con una ubicación geográfica estratégica, con unos recursos naturales envidiables. Y si no, sólo recordemos el gran lago de Nicaragua o Cocibolca, que con más de 8000 km2 es el reservorio de agua dulce de toda la región y uno de los mayores del continente. Pero además de este cuerpo de agua, diversos recursos hídricos se encuentran a lo largo y ancho del istmo, entre lagos, lagunas y ríos. Y podemos sumar la gran cadena volcánica, las montañas, los valles y llanos de tierras fértiles, los bosques y selvas, las costas de ambos océanos y su incalculable riqueza. Dependemos del petróleo para generar energía, cuando tenemos todo para que las fuentes energéticas sean totalmente limpias y baratas. Hay miles de habitantes que viven en la pobreza y miles bajo la línea de la pobreza, en la miseria, pasando hambre, en una región que deben abundar los alimentos para todos. Contamos con las estadísticas de morbilidad y mortalidad infantil, entre las más altas del mundo entero. Hay un desempleo galopante, cuando hay mucho que hacer y por hacer, recursos naturales y humanos capaces de generar riqueza suficiente para todos. En fin, tenemos todo para ser ricos y no pobres.

Entonces, ¿qué está pasando, qué es lo que hace que las cosas anden tan mal, desafiando la lógica y lo que realmente debe ser? Casi toda Centroamérica está en la misma situación, pero como nicaragüense, me centraré en mi país, pues lo considero el ejemplo más elocuente. Es el país con la mayor extensión territorial, la naturaleza lo dotó de todos los recursos que ya fueron mencionados antes, y además con unos recursos humanos con un potencial invaluable. Y sin embargo, hoy por hoy, es el país más pobre de la región y cuenta con el fatídico honor de ser la nación más pobre del continente, sólo superado por Haití. ¡Es absurdo, es ilógico! Pero es la realidad. Lamentablemente mi querido y hermoso país, ha sido víctima de sus gobernantes y su clase política a lo largo de toda su historia y la actualidad, no es la excepción. Dictaduras militares de derecha y de izquierda, gobiernos neoliberales y pseudo democracias han hecho de las suyas en este país. Además, el populismo, la demagogia y la manipulación del pueblo, no han llevado al borde del abismo. Aquí se tiene una baja autoestima como nación y se vive la cultura de la pobreza.

Por ejemplo, el gobierno actual, que de alguna manera, venía a ser la esperanza para muchos, después de las políticas erradas de gobiernos neoliberales anteriores, lo que ha hecho es empeorar la situación. La verdad de las cosas que sigue siendo neoliberal, aunque critica este sistema y al capitalismo salvaje y la intervención calculadora de los organismos financieros internacionales. Se ha abanderado a los pobres, donde se pretende que ellos son los beneficiados de las nuevas políticas de gobierno. Se dice “arriba los pobres del mundo”, y ese eslogan, da la impresión que los pobres no deben desaparecer, por el contrario, ellos deben seguir allí, porque son el emblema de una nación. Se podría interpretar que nacimos pobres y eso es bueno, es ser digno, aunque así sea que no se tenga trabajo ni casa y los niños se enfermen y se mueran de hambre.

Es que aquí hay un caldo de cultivo para que esta mentalidad prospere. Es como tirar una semilla en tierra fértil. Es claro que los nicaragüenses amamos nuestro país y nos duele. No en vano le cantamos y le bailamos, con el alma y el corazón. Pero en la práctica, en la vida cotidiana, parecer ser lo contrario, decimos amarlo, pero tiramos la basura en las calles, como si nada pasara. Pero cuando nos toca viajar al extranjero, y especialmente a un país del primer mundo, por supuesto que respetamos las normas y ponemos la basura en su lugar. No llenamos la boca, hablando de nuestros recursos naturales, los mares, lagos, ríos, lagunas, selvas, etc. y todo lo tenemos contaminado y depredado. Los gobernantes, desde el gobierno central hasta las municipalidades, a través de políticas erradas, han contribuido de manera contundente, así ha sido desde el más remoto pasado. Por ello contamos con un lago que queremos recuperar cuando ya casi está muerto, el Xolotlán y estamos en proceso de contaminar el Cocibolca. Por eso hemos arrasado con los bosques y nuestros ríos están desapareciendo. Y nosotros los ciudadanos, tampoco hacemos mucho por evitarlo. En las ciudades, tiramos sin piedad la basura en cauces, predios baldíos y áreas verdes. ¡Y lo vemos normal! Hay quiénes piensan que hay que ensuciar porque para eso está la municipalidad, para que limpie. ¡Esa es la mentalidad que debemos cambiar! Es un círculo vicioso, y de ese atraso cultural, se aprovechan los políticos para lograr sus oscuros fines, para hacerse ricos, pues sólo eso les importa, no les interesa el país. Claro que no se puede generalizar, hay sus extraordinarias excepciones, pero son casos raros. Pues hay quienes se involucran en la política con muy buenas intenciones, pero enseguida son neutralizados, son botados, con el argumento de que son incapaces, o les inventan algo turbio para perjudicarlos. Otros, se quedan y como titanes luchan, pero como es sabido, una o pocas golondrinas no hacen verano, y eventualmente, también caerán. Y también hay otros que se acomodan y mandan al traste sus buenas intenciones y amor al país, y caen la trampa de la corrupción. Es así, no es nada nuevo lo que estoy abordando, obviamente, no estoy descubriendo el agua helada, pero no está de más hacer estas reflexiones. Basta con leer los periódicos y veremos que casi a diario hay una novedad, y ojalá fuera por algo positivo, algo bueno para el país, pero no, se trata de un nuevo y bochornoso escándalo de corrupción, o de alguna nueva cortina de humo, creada para ocultar los grandes desmanes de los politiqueros que llevan las riendas de este país, desde todos los violentados poderes del Estado.

En fin, yo acá puedo decir hasta misa, y no pasa nada. Pero usted, que está leyendo esto, quizás pueda retransmitirlo a alguien más. Porque sabemos que así como hay gente que parece no querer su propia tierra, otros la queremos de verdad y nos duele. Y en este caso, esto no aplica sólo para nuestra querida y sufrida Nicaragua, sino también para toda la Patria Grande, para nuestra Centroamérica también querida, cercenada y depredada, así como para todos los pueblos del mundo que están pobres, pero que tienen todo el potencial para ser ricos. Debemos elevar nuestra autoestima de países, merecemos lo mejor, merecemos buenos gobernantes, sepámoslos elegir, luchemos por una democracia genuina, por el respeto a los derechos humanos, por el trabajo para todos, por un techo digno, una educación y salud de calidad para nuestros niños y todos los grupos socialmente vulnerables. Por una riqueza distribuida con equidad, pero trabajar sin disfraces de ideologías que parecen ser progresistas, pero que en la realidad sólo responden a los intereses mezquinos de unos pocos, siempre lo mismo. No nos dejemos manipular y cambiemos de mentalidad y actitud. No es cierto que tengamos que conformarnos con ser siempre un país pobre. ¿Por qué? ¿Qué es eso de primer mundo y tercer mundo? El mundo sólo es uno, y es de todos. Todos somos seres humanos libres y tenemos derecho a elegir lo que conviene al bien común. Y eso, es lograr calidad de vida en nuestro propio país, sin tener que dejarlo para buscarlo en otro lugar. Ya tocamos fondo, ya es tiempo de tomar impulso para salir a la superficie, a respirar y luchar por vivir como merecemos.

Jorge Gamero Paguaga

15 de abril de 2009

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