domingo, 13 de diciembre de 2009

La defensa de los derechos humanos, una tarea titánica


El 10 de diciembre de 1948, se firmó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en París, Francia. Recién había terminado la Segunda Guerra Mundial, y Europa, como el ave fénix, estaba resurgiendo de sus cenizas, en una tragedia donde se había violentado de manera masiva el primordial de los derechos humados: el de la vida.

La Organización de las Naciones Unidas, surgió casualmente de la necesidad del mundo de unirse en pos de la búsqueda de tiempos mejores, y una de las decisiones más relevantes fue la elaboración del proyecto que concluyera con la aprobación y adopción de este importante instrumento jurídico de carácter internacional, que aunque no es vinculante para los Estados miembros de la ONU, se considera derecho internacional consuetudinario, y ha sentado las bases para la lucha por el respeto de los derechos humanos en cada nación.

En esta Declaración, a los tres principios básicos de libertad, igualdad y fraternidad de la histórica revolución francesa, se sumó la no discriminación de ningún tipo, los derechos de los individuos en su entorno social, también los derechos de pensamiento, conciencia, religión, opinión y libertad de expresión y el importantísimo derecho a la educación.




Es claro que 61 años después, el respeto a los derechos humanos en el mundo, sigue siendo una tarea titánica de todos los días. Sucede en los países desarrollados, una prueba de ello ha sido el impacto en los grupos sociales más vulnerables, con la crisis global, en lo que se refiere a empleo, vivienda, educación, salud y bienestar social. Pero de manera desmedida ocurre en las naciones en vías de desarrollo de Asia, África y América Latina, donde en la actualidad se practica la pseudo democracia, es decir, regímenes populistas y autoritarios.



En estos lamentables casos, como es sabido, prevalece la ley del más fuerte y la impunidad donde los derechos humanos, sobre todo los derechos políticos y civiles, son violentados con mucha frecuencia. Y donde derechos sociales elementales, como la educación y a salud, son severamente afectados, por falta de los presupuestos requeridos, y no por falta de recursos financieros, sino a causa de la corrupción, lacra que se suma al grave problema. Es así, que al no respetarse los derechos humanos y ante la ausencia de genuinas democracias, el desarrollo social y humano, y por lo tanto, integral, de las naciones más atrasadas, seguirá siendo una quimera. Menos mal que por otro lado, nunca faltan aquellos que luchan y alzan su voz por la defensa de una auténtica justicia social. Y estos, siempre harán la diferencia, haciendo que el porvenir no luzca del todo oscuro.


Jorge Gamero Paguaga


Mafalda, de Quino




A través del siguiente link, acceda a:

Declaración Universal de Derechos Humanos


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