No cabe duda alguna que el presidente Funes tiene toda la razón. Es un hecho que los países centroamericanos, en el marco del SICA, han suscrito y ratificado muchos acuerdos y tratados. Ha habido mucha voluntad al respecto, pero al momento de ponerlos en práctica, la situación es otra muy diferente. Existe una suerte de derecho comunitario centroamericano, originado en el Protocolo de Tegucigalpa de 1991, de donde derivaron los demás instrumentos jurídicos y la creación de los diversos órganos de la Integración, como el Parlamento Centroamericano, la Corte Centroamericana de Justicia, la Secretaría del SICA, etc. Y efectivamente, en las últimas dos décadas, se ha logrado avanzar de manera importante, pero no de manera contundente. Han prevalecido los “problemas estructurales” a los que se refiere el presidente Funes. Y para colmo, los fantasmas de las eternas crisis han asomado en los nuevos tiempos. La crisis hondureña del año 2009 significó un serio retraso en el proceso de integración, hasta el punto que Honduras fue expulsado del SICA. Pero lo peor ya pasó y es preciso seguir adelante, no es posible seguir “dando largas” a un proceso de vital importancia para la región. Por eso, la cumbre de San Salvador y el mensaje del mandatario salvadoreño, son sumamente oportunos. Es urgente deponer posiciones dilatorias y retomar la senda.
El presidente Funes dijo que los mandatarios han "adoptado" un manifiesto en la cita, que plantea que "la agenda de la nueva integración centroamericana tiene que construirse a partir de la identificación de las similitudes, pero también de las diferencias económicas, sociales, políticas y culturales que existen". Agregó que el istmo debe de trabajar en forma conjunta contra problemas como el narcotráfico, la inseguridad, las desigualdades sociales y la pobreza, pues la región centroamericana es la "más injusta" pues existen "las brechas más escandalosas entre los muchos pobres y los pocos ricos". Temas abordados en la reunión fueron: seguridad regional, política social, integración económica, la prevención de desastres y lucha contra el cambio climático, y la institucionalidad.
Es claro que la intención de esta iniciativa es positiva. Sin embargo, como reza el dicho: “siempre hay un pelo en la sopa”. A esta cumbre asistieron los presidentes Alvaro Colom, de Guatemala; Porfirio Lobo, de Honduras; Laura Chinchilla, de Costa Rica y Ricardo Martinelli, de Panamá. También asistieron el vicepresidente de República Dominicana Rafael Alburquerque y el viceprimer ministro de Belice, Gaspar Vega. Y además estuvieron presentes los presidentes del Banco Mundial (BM), Robert Zoellick y del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Felipe Moreno, así como el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza. ¿Quién faltó entonces…? Daniel Ortega, por supuesto, no asistió él, y tampoco envió representantes, bajo el argumento que su gobierno no reconoce a Lobo como presidente constitucional de Honduras.
Honduras reingresa al SICA
La cumbre de San salvador concluyó con una resolución conjunta y hubo al final una rueda de prensa. En la misma, el presidente Funes anunció que además fue suscrita una “Declaración especial sobre Honduras”, donde se respalda de manera formal el reintegro por “derecho pleno” de Honduras al SICA y que abogaron ante la OEA el retorno de este país a la OEA, lo que es tramitado por Insulza.
El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, además de no asistir a esta cumbre, manifestó en Managua que “es absurdo” y “una ridiculez” el reintegro de Honduras al SICA y acusa a sus homólogos de desconocer las resoluciones de los organismos internacionales en junio de 2009. Además dijo que esta resolución de sus colegas rompe "las bases del tratado del SICA, le están haciendo un gran daño a la integración y a la unidad". Se refirió a que ante su ausencia se violó la norma de consenso y unanimidad. Y afirmó que en esto está “la mano de los Estados Unidos”.
¿Será razonable la posición del presidente Ortega ¿Será que sólo él tiene la razón, contra la “errada decisión” de los demás mandatarios de la región? ¿Acaso debe ser anulada una resolución a causa de su ausencia? Obviamente que esto sí sería absurdo, pues es un hecho que el mandatario nicaragüense se ha propuesto no asistir a las cumbres de presidentes de la región. ¿Será justo que los procesos se atrasen por esta razón? Me parece que no, desde ningún punto de vista, y es lamentable que Ortega esté dejando a Nicaragua al margen de los avances de la integración regional. En cuanto a sus razones o argumentos de desconocimiento del gobierno de Lobo, ¿acaso no ve la posición de su homólogo salvadoreño? Y hasta la anuencia del secretario general de la OEA, quien fue uno de los principales críticos del derrocamiento del ex presidente Zelaya. Posiciones como las de Ortega, son las que atrasan siempre y estas intransigencias las que no abonan en nada positivo. Y mientras este tipo de cosas sigan ocurriendo, muy difícilmente, se retomará la senda de la integración regional a cabalidad, pues en este caso sí es necesario que todos los protagonistas hablen un mismo idioma y caminen al mismo paso, al margen de las posiciones político-ideológicas, pues uno solo de los miembros, puede atrasarlo todo. Es un hecho que Ortega debería de tomar nota y aprender de su colega y vecino Mauricio Funes. Bravo por el presidente salvadoreño, que piensa y actúa en pro de su país y de la Patria Grande, tratando de superar los problemas a tiempo y no cuando sea demasiado tarde. Ojalá esté cerca el día en que Centroamérica, sin elementos negativos, con una sola voz y una sola voluntad, sin excepciones, siga con contundencia y determinación la ruta necesaria de la integración regional.
Jorge Gamero Paguaga
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