Como sabemos, el domingo 31 de octubre se llevó a cabo la segunda vuelta electoral en Brasil, y como apuntaban las encuestas, la candidata por el Partido de los Trabajadores (PT), se llevó la victoria, con más del 55% de los sufragios (unos 56 millones de votos). En segundo lugar quedó el candidato opositor, José Serra, con casi el 45%. Así, Dilma Rousseff se convirtió en la primera mujer mandataria del gigante sudamericano, sucesora del presidente Luiz Inácio “Lula” da Silva, el hombre que inició sus primeros pasos como obrero, hasta llegar a ser un gran estadista que ha colocado a Brasil dentro de las grandes potencias emergentes de nuestro mundo actual.
La oficialista Rousseff, quien contara con el total respaldo del presidente Lula, seguirá el exitoso modelo de su brillante antecesor, incluyendo las políticas económicas y sociales practicadas hasta hoy. No cabe duda que el aún mandatario, será un buen asesor o consejero para su sucesora, al ser iniciador de la transformación de esta gran nación desde el año 2003, en que llegara al poder. En sus declaraciones del 1 de noviembre, la mandataria electa, se refirió a una política económica responsable que priorice crecimiento económico y control de la inflación, y el "compromiso fundamental de erradicar la miseria", en la que viven aún 20 millones de brasileños. También dejó en claro que se dará prioridad a la protección de la industria brasileña, para lo cual dijo que usará "todas las armas" necesarias para impedir que la llamada "guerra de divisas”. Y en este mismo sentido, afirmó que "una de las cosas más importantes son las reuniones multilaterales en las que quede claro que, por ejemplo, vamos a usar todas las armas para impedir el dumping (o una) política de precios…” Además, ha asegurado que continuará con una política fiscal responsable y distribución de renta justa.
No cabe duda que Brasil aún tiene muchos problemas económico sociales, sin embargo, es un hecho muy notorio los pasos de gigante que ha dado en los últimos años. Hasta el punto de llegar a formar parte del selecto grupo de potencias emergentes, que comparte con Rusia, India y China (grupo BRIC, acrónimo acuñado en 2003 por la Agencia Goldman Sachs), pasando a ocupar el puesto de octava potencia mundial, desplazando a España de esta posición. Esta enorme nación de 8 millones 500 mil km2 y casi 200 mil habitantes hoy ha dejado de ser sólo el gigante de Sudamérica y se yergue como uno de los nuevos gigantes del mundo entero. Los indicadores macroeconómicos así lo reflejan. Según Bloomberg, entre el segundo trimestre de 2009 y el primero de 2010, el país superó los 1,8 billones de dólares en su PIB nominal. Y según el Banco Central do Brasil, se prevé un crecimiento del 7% en este año y del 11% en 2011.
Si bien es cierto que dentro selecto grupo BRIC, Brasil está por debajo de los otros tres países ( ver: Países emergentes), también es evidente que su ascenso ha sido vertiginoso. Es así como se ha convertido, por ejemplo, en la locomotora del MERCOSUR, bloque del que también forman parte Argentina, con una economía importante a pesar de sus crisis internas y los pequeños Paraguay y Uruguay. Y la mira del gigante sudamericano, como líder regional, es promover y lograr la integración regional de toda Sudamérica, lo que vendría a fortalecerle como potencia emergente global. Otra razón que ha confirmado el puesto de Brasil dentro del cuarteto de nuevas naciones poderosas, es que mientras los países altamente desarrollados del hemisferio norte, como Estados Unidos de Norteamérica y la Unión Europea, han sucumbido a la crisis global de los últimos años, el gigante del sur, así como las otras naciones BRIC, no sólo han sorteado el vendaval, sino que en medio del mismo, han crecido. Y precisamente en ello se explica, por ejemplo, el por qué desplazó a una España que durante la década de los 90 y primer lustro de esta década, venía en franco y acelerado crecimiento dentro de la familia europea.
De hecho, Brasil es un ejemplo para el resto de naciones de América Latina. Y aunque hay muchos desafíos por delante, es evidente que el país está avanzando a paso firme. Y lo importante es que no sólo se está quedando a nivel de fríos datos macroeconómicos, sino que se está trabajando en traducir ese crecimiento en desarrollo integral, donde el desarrollo humano es lo que realmente hace la diferencia entre los países avanzados y atrasados. Por eso es importante que la mandataria electa, Rousseff enfatice en la continuidad de las políticas y económicas y sociales, donde se siga atacando el desempleo, la pobreza, el analfabetismo, etc. Y aunque llegar a la meta ciertamente representa un desafío mayúsculo, es preciso seguir en la titánica tarea de cerrar la enorme brecha aún existente entre ricos y pobres, sin olvidar la lucha por disminuir el impacto en el medioambiente. No es nada fácil, pero es claro que se ha tratado de poner en práctica un genuino ejercicio de justicia social, sin tanta parafernalia y sin incurrir a los consabidos populismos, demagogias y megalomanías que tanto daño han hecho a América Latina, males que lamentablemente, se siguen practicando en algunos de nuestros países, donde hay “mucho ruido y pocas nueces”.
Hay quienes piensan que es una tarea quimérica y hasta imposible lograr salir de estos resabios en nuestra región. Pero ya vimos en la realidad con el ejemplo de Brasil, que es posible. Es verdad que nada es perfecto, y errores siempre se cometen, sobre todo en las nuevas y vulnerables democracias nuestras, caldo de cultivo para actos de corrupción y abusos de poder. Pero por lo menos, no se puede negar que es en el gigante del sur, donde se han puesto a hacer las cosas más cercanas al “deber ser”, es decir, “menos retórica y más acción”. Y pensar que todo comenzó con la visión y la misión de un solo hombre, llamado Luiz Inácio “Lula” da Silva, que nació en el nordeste brasileño, en el seno de una humilde familia campesina, que fue limpiabotas y después obrero y líder sindical, hasta llegar a ser un relevante político y más tarde el imprescindible presidente de todos los brasileños, el estadista que puso a su país dentro del selecto grupo de potencias emergentes en el mundo. El mismo país que a partir de enero de 2011, será gobernado por una mujer, con el enorme reto de conducirlo por la ruta ya encontrada. ¡Bravo por Brasil! Si seguimos su ejemplo, no es difícil pensar y creer que podrían venir por fin los buenos tiempos para toda nuestra América Latina.
Jorge Gamero Paguaga
Aquarela do Brasil, de Ary Barroso
Canta Gal Costa, (con imágenes de Brasil)
Garota de Ipanema, de Vinicius Moraes y A.C. Jobim
Cantan Caetano Veloso y Maria Bethania, (con paisajes de Brasil)
No hay comentarios:
Publicar un comentario